
¿Porqué qué es eso de la razón? Además de lo que quiere tener siempre mi madre y con toda seguridad yo misma. ¿No se trata (eso de la razón) de lo aprendido por impuesto, lo razonable por aprobado, lo que se espera de ti, (lo único que te pido es que seas razonable, decimos, me han dicho tropecientasmilveces)? ¿No se trata de aquella elaboración del pensamiento siempre tan puesto, tan forzado a la coherencia, a la complejidad del argumento (racional) para volver de nuevo al punto del interrogante? ¿No es lo racional lo cómodo frente a lo irracional lo arriesgado? No encontramos ahí la contradicción complementaria entre el “debe” y el “haber”?
Sinceramente creo que mi corazón, ese “quantum” de información de calidad, que no sé lo que es, ni donde se halla ni a donde me lleva, me mandó un buen impulso cuando a los 8 años, delante del Obispo que me confirmaba en el buen camino, impulsada hacia la utilización de la razón decidí no perderme por esos derroteros y que puestos a perdernos tal vez otros caminos me acogerían como en su día el espejo acogió a Alicia, esperando siempre las irracionales pero divertidas sugerencias de mi propio gato de Cheshire.
Así fue y seguramente cuando mi mente se pierde en la dispersión de las ideas actuadas y reprimidas, cuando sentada en mi zafú, respirando profundamente puedo observar la complejidad del pensamiento, de mi propio pensamiento, me alegro de haber desarrollado una intuición que aunque a veces me pierde siempre encuentra la manera de salvarme de tanto razonable trasiego que hemos construido como una pasarela hacia ningun parte.
Creo que hoy me he levantado rara y en eso si creo que la“razón” me ampara.