Luego pasaron tantas cosas y los jóvenes de entonces, los que corríamos delante de los “grises”, paseábamos por las Ramblas con claveles rojos para festejar silenciosamente la inexistente revolución de los claveles portuguesa o llenábamos los conciertos de Raimon mientras nuestros corazones también se llenaban de emociones y esperanzas de futuro. Aquellos jóvenes, decía, hoy nos reímos con cierta nostalgia de aquella época pensando……qué jóvenes éramos!!! Pero yo creo en la utilidad del gesto, en la necesidad del riesgo y más cuando en la inconsciencia de la juventud el ideal manda al corazón porqué eso es lo que queda luego. No sé si sirvieron de mucho los gestos, los riesgos, las reuniones clandestinas, pero sí sé que nada hubiera sido igual sin todo aquello. Pero sobre todo sé, que si no hubiese vivido todo aquello, hoy esa vida que he ido construyendo, sería distinta y en el discernimiento de las cosas que el vivir te depara, aquella posición que a los 16 años ya tenía clara, no habría sido una guía para no perderme, o no perderme demasiado.
Todos mis amigos y mis amigas estuvimos en ese bando. Todos vivimos el tiempo en que ir a una manifestación era peligroso y eso a todos, afortunadamente nos ha creado una cierta escuela que no podemos abandonar.
Mis hijos hoy, son mayores que yo en aquellos momentos. Ellos han vivido otras experiencias que también les ha formado y les ayudará a crecer.