31 enero 2007

Como un miercoles cualquiera

Me gustaría ponerme graciosa, es así como me gusta escribir, riéndome de mis propias gracias y desgracias. Pero hoy no me da el ánimo para bromas más bien sólo para transcendencias tristes así que lo mejor sería no escribir nada y volver a enmudecer este blog, pero no lo voy a hacer. Y no lo voy a hacer porqué quiero dar a cada minuto su valor y tratar de ver la amplitud de cada instante y no el engaño de un proyección de futuro incierto.
Y eso quiero vivirlo para contagiarlo a mis queridos compañeros de viaje para que andemos con el mejor ánimo por el sendero angosto que la vida nos pone delante.
Centrémonos en el hoy, ahuyentemos los miedos que son factores subjetivos de una percepción desequilibrada. Ya sé que eso es mucho más que difícil, pero el reto es conseguirlo. El ahora es lo que importa. Y hoy todos hemos reído y hemos vuelto a sentir la normalidad por unos instantes, como si nada hubiese pasado, como si por un momento hoy fuese un miercoles qualquiera.
El ahora es lo que cuenta

30 enero 2007

Todo va a salir bien


Hoy ha sido un mal día, a Cristina le han diagnosticado un cáncer y como consecuencia una operación rápida. Cristina es una joven de 34 años, silenciosa, un poco solitaria, valiente, muy valiente, discreta…que sé yo es Cristina. He dudado si escribir sobre esta crueldad que nos ha dejado en ese estado tan extraño en que se pone la mente ante el espanto y dudaba porqué no quería redundar con más palabras sino tal vez hacer silencio y desde ahí rezar como una forma de enviarle fuerza, fuerza curativa. Pero también he pensado que escribir puede ser una manera de comprometer mis sentimientos de plantarle cara al miedo, de decir desde este pequeño espacio tan mío: Cristina, todo va a salir bien porqué tiene que salir bien, porqué tiene que salir bien, porqué tiene que salir bien.

29 enero 2007

Otro de cine

Tu vida en 65 minutos, un buen guión de película firmado por Albert Espinosa, hoy mi guionista favorito, también ha escrito los guiones de “Planta cuarta” y “Va a ser que nadie es perfecto”. Dice Espinosa en una entrevista de para mi imprescindible "La Contra" de la Vanguardia “No es triste morir, no es triste tener cáncer, no es doloroso. Lo triste es no jugar, no vivir”.
Lo dice Espinosa que tiene 33 años una pierna amputada, un solo pulmón y una extirpación de un trozo de hígado por un cáncer que empezó a sufrir a los 14 años. Mucho sufrimiento transformado en filosofía del buen vivir. Mucha resiliencia. Él (Albert) no teme la muerte y escribe guiones, textos teatrales donde ella (la muerte) esta presente sin ningún dramatismo, sin ninguna impostación. Ella (la muerte) llega porqué tiene que llegar y este tipo joven, alegre, amante de la vida, ha ido elaborando su propia cosmología que presenta sin ambages, sin excusas con pasión y lo que es más original sin miedo.
Parece que me muestro cinéfila, pero hay textos e imágenes que me llevan a enriquecer mi pensamiento y algunos interrogantes se abren…..muy pocos se cierran, sé que en temas relevantes, transcendentes hay que asumir la carga de los interrogantes abiertos aunque poco a poco algunos empiezan a desvanecerse.
Así es la madurez también a los 33 años.



28 enero 2007

Otra espigadora



Hola de nuevo, vuelvo a mi blog porqué tengo algo que comentar, acabo de ver en el canal Cinemateka la película documental “Los espigadores y la espigadora” magnífico film que firma la ínclita Agnes Varda. Los espigadores son aquellas personas que han existido siempre a lo largo de los años desde que alguien invento la propiedad privada y que recogen lo que otros desestiman, bien por necesidad, por una ética militante contra el despilfarro a que todos nos sumamos o para expresar otra clase de visión artística. Hoy los y las espigadoras urbanitas rebuscan a las puertas de los supermecados, dentro de los containers y de allí se alimentan. Conocen los días de recogida de trastos viejos y buscan aquellos que se pueden reparar, algunos muebles que han cansado a sus dueños y que están en perfecto estado. Mientras esto escribo, a mi lado tengo una pequeña banqueta que reciclé de un contenedor y que hoy me sirve de mesilla auxiliar y que particularmente aprecio. Despilfarramos, y hay un submundo que vive de los desperdicios de un mundo cansado e insatisfecho que busca en el lujo llenar un vacío que parece insondable. La espigadora es Agnes Varda, magnífica a sus 79 años, profunda al plantear sus reflexiones y atrevida con su cámara y sus personajes. La película tiene un toma en la que Agnes se ve así misma mostrando sus manos de mujer ya vieja y se dice en ese susurro con que narra sus reflexiones, mi ro mi mano y sé que no me queda mucho tiempo. Ella también es una espigadora y recoge personas y objetos, el último lo tenéis en la foto un reloj sin agujas que ella coloca sobre un mueble y comenta “un reloj sin agujas me va bien para no ver el paso del tiempo” Que bonito. Que buena peli. Que gran directora.

02 enero 2007

Empezamos el año con Churchill

Hoy un conocido me envía esta frase: “El éxito consiste en ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”. Al parecer la celebre frase la dijo Churchill y me suena a verdad inapelable.
¿Que es el éxito, sino una idea subjetiva y una experiencia irrelevante, al igual que el fracaso? Hay otra frase que dice: "Que Dios te castigue dándote lo que deseas", se supone que quién consigue lo que desea triunfa, aunque no siempre lo que deseo me conviene. Eso es algo que me ha costado mucho aprender pero cuando lo he hecho me he convertido en una mujer más sabia. Intento (no sin esfuerzo) no desear sin ton ni son, aunque sí tener un propósito en la mente, que a mi parecer son cosas distintas y mientras que la primera me engaña, la segunda me guía.
Perseguimos el éxito y huimos del fracaso y ambos son la misma cara de la moneda. Cuando más me he sentido fracasar, mejores oportunidades se me han presentado, pero ahí está el “pero”, hay que estar atentos para ver (las oportunidades) para cambiar la percepción del fracaso y del éxito por meros avatares de la vida que no tienen el propósito más que enseñarnos cosas de nosotros mismos.
Hay que afinar la percepción mediante la atención.
Hace mucho años incorporé, no sé muy bien como fue, la experiencia de que cuando las cosas no me salían como yo esperaba, ese vacío que me generaba el deseo insatisfecho solía llenarlo de nuevas esperanzas. Por ejemplo, si llego tarde a una cita porqué he calculado mal el tiempo, o porqué el transito me lo impide, mi tendencia es a 1) No ponerme nerviosa. 2) Pensar, vaya hoy parece que voy a vivir la experiencia de llegar tarde 3) Será estupendo ver que aprendo de ello 4) Asumo una nueva situación y sigo tranquila. 5) Aprendo a confiar en la vida y en la comprensión de quien me espera.
Bueno parece que he escrito el capítulo de un libro de auto ayuda. Lo tendré en cuenta por si un día me decido