21 enero 2010

No nos para de latir el corazón

Me gusta hablar del silencio y asumo esa contradicción porque seguramente la experiencia del silencio es tan profunda, transformadora y vital que admite palabras que lo expliquen o se acerquen a explicarlo.
Normalmente pensamos que hay silencio cuando no hay sonidos externos y esa es una manera parcial de sentirlo, porque olvidamos que cuando el ambiente se silencia, nuestro pensamiento sigue alborotando (la loca de la casa decía Santa Teresa) para dificultar el encuentro.
Intentar traspasar el pensamiento para llegar hasta el silencio es un trabajo que se proponen los meditadores para llegar a ese espacio de nutrición y paz, de perfecta realidad.
Esta mañana en mí lugar de meditación, una vez relajado el cuerpo y no haciendo mucho caso a los pensamientos que me llevaban del pasado al futuro, he sentido de una manera muy consciente algo por normal sorprendente: mi corazón latiendo.
Ha sido un momento de conexión con la vida, de conciencia de mí presencia aquí en este mar de existencia donde tantos corazones latimos. Un momento de absoluta presencia.
Luego mientras desayunaba la radio me daba el parte del drama diario de Haití dónde muchos corazones han dejado de latir. Los corazones de los más pobres……..como siempre.

1 comentario:

montse dijo...

Una bona observació del que és prendre consciencia del cos y un bon moment de reflexió pels que pateixen i pels que han deixat d'existir...
Quan passen desastres d'aquesta magnitud i veig que sempre els toca patir als mateixos, els més pobres, em venen al cap moltes preguntes sense resposta i molts dubtes...
Qué tingués molt bon cap de setmana.
Una abraçada.