20 junio 2007

Gracias a Dios los Simpson


Un coche es incendiado en una calle ante la mirada atemorizada de algunos paseantes.

Un tanque entra en una población llena de mujeres protegiendo a sus criaturas.

Dos hombres con traje se dan la mano en un palacete y sonríen sin entusiasmo.

El hombre del tiempo anuncia sol y calor y el hombre que mira la pantalla observa en su mente otra película, más cotidiana a sus ojos, aunque tal vez igual de trágica.
Ha cenado algo de verdura y fruta, no quiere tener insomnio por su maldita indigestión.
Empieza a oscurecer y es ese puto momento en el que un asomo de vacio inunda su alma, ahora más pequeña y desprotegida. Aún quedan algunas horas hasta cerrar la televisión y abrir el libro y en ese tiempo que nada llena, se cree perdido y aún ignora que en ese vacio se sostiene su existencia, pero el todavia invadido por lo incierto, cambia de canal para encontrar alguna seguridad.
Gracias a Dios ahí aparecen los Simpson.

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