19 junio 2007

Consuelo

Nadie sabía nada de lo que allí estaba sucediendo.
Un hombre gritaba palabras incomprensibles, gesticulaba mientras mostraba un papel como indicando que alguien lo había separado de algo o alguien bruscamente. Frotaba con las manos sus brazos indicando frio y luego lloraba o parecía llorar.
Todos los hombres y las mujeres seguían con la mirada aquellos aspavientos, interpretando cada uno de los gestos sin alcanzar el significado de la historia. Aunque no todos, hubo alguien que se paró y miró a los ojos del extraño para capturar una imagen: Aquella mujer que durante 48 años llamó madre acababa de morir y aquel hombre gesticulaba su desesperación, la hacía pública para reclamar un pequeño consuelo en aquel país de gentes extrañas.
Aquella persona sostuvo la mirada del extraño durante varios minutos y avanzó hacia él para abrazarlo. De pronto los comentarios cesaron y un gran sollozo dejó temblando las almas ignorantes que entonces pudieron entender.
Hay personas dolientes y otras que saben consolar.

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