27 mayo 2007

De las voces que ayudan

Todos reunidos me cuentan esas cosas que conforman la vida, el teléfono me permite sentirme unida. Me preguntan y pregunto hilando esa tela densa con la que nos cubrimos cuando ocasionalmente hay inclemencia y frio fuera del hogar, hoy virtual, que formamos y nos constituye en eso que llamamos familia pero que es más que eso, mucho más.
Mi entrenador es un filósofo y me habla de que el buen vivir está íntimamente ligado con el cuidado del cuerpo, dice él; también del alma le digo; me mira y piensa (lo oigo) que yo me debo dedicar más a lo del alma según reza mi cuerpo. Le sonrío y me tiro al lago para nadar. Hacía tiempo que no nadaba en un lago y toda la vida que habita el lago parece manifestarse, peces, algas, nenúfares y otros animalillos que como si de una película de Disney se tratara salen a saludarme. Esto que acabo de escribir suena a ñoño, pero que queréis aquí lo vivo así y así lo dejo escrito.
Mi entrenador personal tiene un cuerpo escultural aunque hace 10 años perdió 30 kilos, cuidando la alimentación y alineando su voluntad con sus propósitos, que es como se consiguen las cosas.
Lejos de todo lo que conozco y me es querido y/o familiar observo mejor, con más objetividad con mayor libertad y mi observación está plagada de nostalgia y buen ánimo. De melancolía y de alegría y diría que mi camino hacia el goce empieza a tener trazo, tal vez aún sea un trazo fuerte un poco basto, pero tiempo habrá para afinarlo.
Paseo con voz, como siempre que mi soledad me acompaña y siento la necesidad de entablar duetos para sentirnos unidas en una tarea común cantarnos y los versos de Bueno musicados por Amancio Prada (que suenan en mi Ipod ) “Libre te quiero como arroyo que brinca de peña en peña” nos la dedicamos mutuamente yo a ella y ella a mí. Mi soledad y yo en ese afán tan propio de todo hombre o mujer de sentirse íntimamente en libertad, reconciliado con el espacio profundo que liberado, se reconcilia y se vuelve amigo.
Mi teléfono suena, mi ducha circular está preparada, no es por dar envidia pero otro ratito de goce me espera.
Todos reunidos decía al principio y en esta distancia que hoy me separa, me siento más unida que nunca.

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