08 marzo 2007

Los uniformes


Esta mañana tenía que hacer unas gestiones en el juzgado, en la tercera planta de un edificio moderno, decorado con maderas y aluminio. Al parecer en la planta 3, al lado de los servicios administrativos a los que me dirigía, una sala de juicios esperaba que unas personas que reclamaban ser atendidas por el o la juez entrasen para impartir justicia.
A la de ya y por alguna señal que a mi se me ha escapado, algunas de las personas (abogados y abogadas) han corrido a ponerse sus correspondientes togas, unos uniformes negros de solapas brillantes y unos pliegues a modo de plisado en la parte trasera que vistos de espaldas me recordaba mis falditas plisadas de la infancia. ¡Que decimonónico he pensado! ¿Será obligatorio ponerse semejante vestimenta? Lo he anotado en mi lista de interrogantes para preguntar más tarde a alguno de mis letrados amig@s.
Pero luego y con más calma pensaba que tal vez el ritual que comporta una ceremonia, el acto de impartir justicia lo es, requiere de unas formas que haga distinguir a unos de los otros. La Iglesia es experta en estos menesteres, también el Ejercito, también los Sanitarios y muchos otros.
Creo que todos se ocultan tras unos uniformes mejor o peor diseñados para marcar diferencias.
¡Ojo yo no soy como tu!
Ni ganas oiga.
Personalmente prefiero el uniforme del chico de la foto que aunque no comparta sus propósitos me parece más estético que los de la toga con plisado en el culo (con perdón)

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