21 diciembre 2006

Fluir

Nada sabe igual después de muchos desvelos. Me gusta empezar mis post con una frase que, de entrada, no se entienda sin buscar una intención. No sé muy bien porqué aunque creo que lo hago para generar un cierto misterio que hace que la mayoría de vosotros os vayais a hacer cosas más provechosas que leerme.
En cambio sé que esta frase no es baladí. Les cosas cuando uno se esfuerza en obtenerlas, disfrutarlas o redimirlas parece que tengan otra dimensión. Diría que para la mayoría de personas la valoración del objeto deseado y conseguido con mucho esfuerzo es positiva, se trata del esfuerzo como valor. Para mí en cambio, que no soy de la cultura del esfuerzo y que más bien vengo de una cultura hedonista y no por ello ociosa, suelo pensar que mucho esfuerzo es indicador de malas perspectivas. Sería como la metáfora bíblica de meter un camello por el ojo de una cerradura contra la de fluir con la vida (be water, my friend) que diría el malogrado Bruce Lee.
Estoy de acuerdo con Oriol Pujol, (el sabio, no el hijo del ex president) cuando proclama su frase más célebre. “Todo con ilusión, nada por obligación”). No puedo estar más de acuerdo, he visto fracasar una y otra vez amigos y amigas empecinadas en pasar primero el arado que los bueyes. Creo en la intención de la mente, creo en la ilusión desapegada, que es la ilusión inteligente cuando piensa: “quiero que sea, pero si no es, no pasa nada”. Creo en la intención del deseo, pero no creo en el deseo si no se descarna de cierto apego, un deseo libre que fluya agrandando mi conciencia, no reprimiéndola y encorsetándola.
Fluyamos.


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