13 agosto 2006

De vacaciones, recordando (I)


Vengo de un espacio amplio y vacío que me llenaba. Delante de la Serra del Cadí o frente a la Vall de Santa Magdalena, desde los pequeñísimos pueblos de montaña donde la vida humana escasea pero no así la vida en su fundamental forma de vacío fértil. Vuelvo del silencio, pero no del silencio al que hacía referencia Raimon sino al que surge de esa fertilidad que solo se deja interrumpir de nuevo por el correr del viento cuando mueve las ramas o el paso del agua por el cauce improvisado de un riachuelo.
Vengo de una impresión verde que todavía contengo en las retinas, de una emoción seguramente ancestral que ha activado mis memorias más antiguas y me parece que no quiero salir de aquel paisaje perenne y amigo donde el vacío esta lleno y el alma se serena y el cuerpo se fortalece y la sonrisa aparece y es amor
Y vuelvo a mi casa llena y vacía en cambio, a una ciudad atolondrada que solo hace esfuerzos para ordenar el caos que genera. Y vuelvo a otras casas donde se me necesita para resolver temas de envejecimiento y dependencia. Y aquella belleza que todavía creo retener en mis retinas se escapa y la senectud se me muestra cruel y sin salida.
Eso es todo, tal vez ya sin belleza pero con el mismo amor

No hay comentarios: