21 junio 2006

Hacia la sordera

Hoy revisión médica. Me colocan en un pequeño habitáculo, me ponen unos cascos en los oídos, un pulsador en la mano y delante una señorita no muy amable manipulando unos botones. Empiezo a oír por el oído derecho sonidos graves y agudos, a cada sonido pulso el aparatito que sostengo en la mano. Ahora toca escuchar por el oído izquierdo y observo menor agilidad en la señorita que le da a las teclas, porqué no me llegan los sonidos. La señorita que capta telepáticamente el mensaje, me mira ofendida y me dice que me concentre. Caramba, pues vale. Cierro los ojos y me concentro más si cabe para demostrar mi buena predisposición. Al cabo de unos momentos oigo los sonidos que esperaba oír. Pero la señorita hace una mueca como de desaprobación. ¡Ostras, pienso, si me he concentrado!
La señorita se levanta, abre la cabina donde me hallo un tanto desconcertada y me sentencia: Sufre pérdida en oído izquierdo. Imposible le digo y me meto espontáneamente de nuevo en la cabina para que me repita las pruebas. Ella vuelve a la mueca de desagrado. Me mira mal des de la otra parte del vidrio. Le transmito telepáticamente: De aquí no me muevo hasta comprobarlo otra vez. Parece aceptar y manipula de nuevo las teclas.
Me concentro y le doy al pulsímetro todas las veces que oigo sonidos.
Ella se levanta y abre la cabina. La miro expectante. Me repite la sentencia: Pérdida auditiva en el oído izquierdo.
Me voy pensando que me estoy volviendo sorda. Me imagino una viejecita con soniquete y la televisión a toda pastilla, a mis hijos desgañitándose para contarme cualquier cosa. Pero también un mundo silencioso y reconfortante. También diciéndole con gestos a más de uno/a “es que no te oigo” y esbozando una sonrisa interna. Me imagino la próxima noche de San Juan tan ricamente sin sobresaltos . Me imagino sin el sonido del mar y me entristezco y pienso que tengo que ir al “otorrino” para saber que está pasando con mi oído.
Seamos pragmáticas y busquemos soluciones.

No hay comentarios: