
Si nuestra mente crea las realidades que vivimos durante la vigilia, eso debe servir igual en la inconsciencia de los sueños, puesto que la mente no deja de funcionar. Allí nuestro inconsciente nos crea otras realidades, otras vidas que cuando recordamos, parecen absurdas pero ¿lo son realmente?
Vivo otra vida durante la noche.
¿Y quién soy en esa vida?
Esas inquietudes me ayudan a perder el punto del relato, pero tal vez no ya que la densidad del calor me esta impidiendo ser ese otro “yo” que navega por los sueños mientras el cuerpo relajado parece descansar.
Un tanto molesta le he propuesto (a el calor) que si no iba a marcharse por el espacio de ventana que le he ofrecido, dejase de revolotear y se tumbase a mi lado para relatarme su naturaleza y él muy suavemente me contaba no se qué de la temperatura y la condensación mientras que yo, algo más tranquila volvía a transmutarme en ese otro “yo” tan desconocido y esquivo.
Por la mañana había desaparecido y mi cuerpo estaba cubierto por las sábanas de algodón.
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