25 marzo 2006

Desde la orilla

Desde la playa del mar de Palamós, al fondo el singular campanario de la iglesia, por la orilla una gaviota me mira fijamente, como si invadiendo su espacio le quitase concentración a su paseo lento y errático. El viento frío me invita a cubrirme el cuerpo y dar la cara al mar. Un perro labrador se enfrenta a las olas, nada contra el viento. Pequeños barcos hinchan velas y desde la orilla parecen querer elevarse por encima del agua. Una mujer quieta parece no respirar desde la quietud de su concentración. La miro fijamente y observo que su diafragma se mueve imperceptiblemente, pero se mueve. Cierro los ojos y observo mi respiración, oigo algunas voces ajenas a las de mi pensamiento y la luz me inunda y penetra hasta el espíritu donde despierta la serenidad. Unos minutos más y la percepción se amplia, los problemas disminuyen, la respiración se hace más lenta, los sentidos se abren y por fin una cierta experiencia de vida se me regala. Luego vuelta a Barcelona

1 comentario:

Anónimo dijo...

que guapo