18 septiembre 2005

Entre sortilegios

Para los innumerables lectores que se dirigen a mí para pedirme una fotografía, (ya que no consigo que la página "my profile" me admita la que yo he elegido), hoy cuelgo una de mis imágenes más secretas. Se trata de un fotograma en el que me podéis ver aplicando un sortilegio. En este caso para que unas personas a las que no les caigo bien (poquitas y porqué no me conocen) terminen queriéndome.
He comprobado que el sortilegio también sirve para ocultarse tras unas gafas oscuras, cambiar de canal con el dedo, pasar desapercibida siempre y también para mejorar la memoria, aunque ahora no recuerde otras bondades del sortilegio.
Mon (bueno ya te he nombrado otra vez, ahora cuando hagas un comentario sobre mis post’s ya puedes fijarte en si te gustan, no en si sales) Mon, decía, me recomienda, con la pasión a que me tiene acostumbrada, que abandone inmediatamente mi trabajo y me instale de curanderagurúconsejera , pues el hechizo, como así lo reconoce, es mágico por efectivo.
El otro día sin ir más lejos monté una reunión con unos enemigos, pues sé que no hacen otra cosa que urdir desvaríos contra mi persona; un ejemplo: ellos saben que me gusta andar siempre por la acera de la derecha, pues corren antes de que yo me suba y la quitan de la calle para ponerla a la izquierda. Yo me doy perfecta cuenta enseguida, pues a ver que hace una calle con dos aceras a la izquierda.
Bien a lo que iba.
El secreto no me fue transmitido, como es tradición, por un mago o un gurú de las artes adivinatorias, sino que me fue dado por una galleta de la suerte en un restaurante chino de mi barrio.
Algunos compañeros se rieron ante mi alegría, pero yo me metí el sortilegio en el bolsillo y cuando llegué a casa lo practiqué (cuidado con reírse de las galletas de la suerte de los restaurantes chinos del barrio). Ahora no voy a contar la experiencia, pero fue buena y he seguido aplicándolo en distintas ocasiones, también en la reunión a la que ya he hecho referencia y a la que pertenece la fotografía.
Comprobé rápidamente que una vez realizado el conjuro, empezaron a hablar de cuan mejores son las aceras de la derecha comparadas con las de la izquierda.
Me sentí muy querida.
Todos necesitamos amor.
En la librería de mi barrio hay una inmensa colección de libros que aconsejan cómo hacernos querer más y mejor.
Afortunadamente yo tengo mi sortilegio, porqué yo nunca desprecio nada.
Tal vez algún día lo cuelgue en esta blog, mientras pues………..
Foto de DEAD MEN para la contraportada del poemario "Los versos del cuarto oscuro" ed. Seuba de la colección ” El Juglar y la luna

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