25 junio 2007

Buen provecho

En la cocina todo está preparado para la alquimia de los alimentos. La limpieza resplandece mostrando el orden de los utensilios que esperan la mano del artista que los va a utilizar. Un hombre de pie sonríe dispuesto a realizar el milagro de transformar el cadáver de un animal en un manjar comestible sabroso y apreciado.
Los invitados llegan sonrientes, salivando al oler los aromas que produce el animal fenecido y los jugos que provoca su infusión con las verduras. Se sientan esperando la aparición del cadáver en porciones.
El mago alquimista espera impaciente la opinión de los comensales. Todos aprueban y aplauden, sus estómagos ahora son pequeños cementerios que acogen los restos del animal.
Para digerir mejor beben un caldo de 40 euros la botella y ríen contentos.
Buen provecho

1 comentario:

Anónimo dijo...

nena, m'has fet pasar la gana només de pensar en el cementiri que guardo