27 abril 2007

Adios maestros

Ha muerto un mago de la música. Tal vez uno de los mejores músicos de este siglo y seguramente junto con Pau Casals el mejor violonchelista, Mstislav Rostropovich.
El violoncelo es uno de mis instrumentos preferidos su sonido consigue llegar a un lugar oculto de mis adentros y desde ese lugar se expande en forma de serenidad feliz. Debo confesar, creo que ya lo he hecho en algún otro blog, que soy forofa y seguidora de Savall.
Son los grandes, Casals, Rostropovich, Savall. Dos de ellos se han ido y sus chelos ya callados los rememoramos desde lo grabado. Estos son los grandes, pero en la música y en las otras artes, están los pequeños, aquellos que forman parte de corales, orquestas, que practican y disfrutan con la música. Son magníficos y siempre me admiran.
Los pequeños son aquellos que no aportaran apenas ninguna excelencia al panorama de la música, no son genios creadores, ni expertos intérpretes, no dejaran huella, pero mantienen la cultura musical o la literaria o la plástica con trabajos honrados donde se expresa su amor y respeto por un arte, por esa expresión que transciende y lleva a una profunda intimidad.
He participado en talleres literarios con escritores que jamás publicarán pero me han hecho disfrutar con sus trabajos, he participado en exposiciones con artistas que han presentado trabajos de una gran intensidad y aunque no marquen diferencia (o tal vez sí) sí se distinguen por su fidelidad a una determinada manera de expresarse.
A mis 10 años mi madre decidió que era un buen momento para inscribirme en el Conservatori del Liceu para estudiar música y para prepararme en el verano del 65 en el pueblecito donde pasábamos las vacaciones pidió a Salvador, el herrero del pueblo y un buen músico, que me enseñara música. Él me enseñó las notas musicales, las claves y juntos solfeábamos en unas noches de verano cuando el verano era cálido pero no quemaba y las cigarras nos acompañaban a modo de coro. Hoy al enterarme de la muerte de uno de los grandes he recordado a Salvador y su generosidad conmigo y su fidelidad a la música y por un momento me he ido al pasado dónde él era joven y yo empezaba a relacionarme con la vida y con una de sus formas más bellas: la música.

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