De herencias genéticas y cariños

En el aparato de música Vangelis, l’Opera Sauvage, en la mente una idea, tal vez lo verdaderamente importante en la historia individual de cada uno sea aquello que de nosotros perdura y sin duda los hijos son el ejemplo más adecuado. Mon suele decir que generalmente hablamos de aquellos defectos heredados de nuestros padres como una pesada carga que debemos arrastrar hasta el final de nuestros días, sin darnos cuenta que, en buena medida, nuestros meritos (que algunos tendremos) también se deben, al menos en la misma proporción que los defectos, a esa herencia genética. En cambio, dice Mon, nos parece que ser buen@, inteligente, generos@ …etc, son beneficios por mérito propio, con lo cual lo malo es ajeno y mis virtudes me las trabajo. Es una buena reflexión que me lleva a pensar sobre mis hijos y los hijos de las personas que quiero. Que hay de nosotros en ellos que perdure. Tal vez parezca que planteo un ejercicio algo endogámico pero hoy eso requiere mi interés.
Como anuncié en el anterior post mi familia hemos ido de boda. Hay cosas que a partir del matrimonio uno hereda fortuitamente y de mi enlace con Enric incorporé a mi vida una familia entrañable de la que llevo aprendiendo y disfrutando hace exactamente 33 años.
Creo que toda familia que se mantenga unida a lo largo de los años dispone de un “alma mater”, una presencia aglutinadora, alguien que domina a la perfección el manejo del respeto y el cariño hacia todos. Nuestra alma mater se llama Enriqueta, tiene ochentayalgunos años y todavía encuentra ilusión en las pequeñas cosas.
De ahí ha ido creciendo esta familia, han llegado nuevas personas, se han hecho nuevas parejas, se han desecho otras pero nadie se va…hasta hoy solo veo nuevas caras incorporándose a un núcleo, estable, positivo, acogedor y lleno de valores. Nueva gente para conocer, en nuestras apasionadas discusiones alrededor de la mesa de la calle Hospital. A todos se acepta. De verdad, a todos.
En estos años ha pasado una parte muy importante de nuestras vidas y ayer casamos (los rituales tienen su importancia) a uno de los nuestros y yo recordaba a Montse y a Ramón con la misma edad que hoy tienen Jordi y Marta y me parecía ayer. Así lo sentía y pensaba que al paso de esta vida en común hemos construido una familia fuerte, sólida y basada en el principio del respeto y el cariño por todos. Y todo eso lo veía reflejado en los nuevos, en Jordi en Marta en Roger en Marc y en las parejas que ellos han ido incorporando….Marta, Tania.
Cuando ayer llegué a casa me sentía llena de una cierta serenidad que se parecía a la satisfacción por el trabajo bien hecho. Todavía no sé lo que de mi perdurará en mis hijos para bien o para mal pero sí sé lo que perdura en nosotros de nuestra “alma mater” y sé que en algún momento que espero muy lejano alguien deberá recoger el relevo para mantener algo que es necesario.

Un petó per tots i molt bon viatge Jordi i Marta.