16 junio 2006

Hacia el corazón perdido


Barcelona. Esta tarde desde Montjuich, calor pegajoso y una vista sobre una ciudad brumosa que no parecía comunicar gran cosa. He visto pasar por delante de mí una onda hertziana (o eso me ha parecido) a la que he saludado y me ha saludado pues teníamos la impresión de conocernos. Bruna mi perra tonta ha creído encontrar un tesoro en una forma inespecífica que olía a cadaver. Mon parecía impresionada por una comisión municipal de Sant Celoni que se reparten originalmente las regidurías.
No era un momento especial hasta que tras unos arbustos un corazón escondido latía desaforadamente buscando un cuerpo que emocionar. Mis ojos apreciaban la oferta pero mi corazón celoso me impulsaba camino abajo. Le señalé a la onda hertziana el corazón pero me dijo (con la mirada) que su corazón ya no le pertenecía. Miré a Bruna pero desestimé con rapidez el pensamiento y abandoné el corazón contenta de andar bien servida. Pero ahora pienso en algunas personas a las que tal vez aquel órgano les mejoraría las emociones. Tal vez mañana vuelva y rebusque entre los arbustos por si acaso.
O tal vez no.


1 comentario:

Anónimo dijo...

La primera paraula que em ve al cap quan acabo de llegit qualsevol dels teus posts és "m'encanta". Ja sé que em repeteixo però és veritat, aquesta expressió és la que millor defineix el que em passa.
Ets la millor... en molts sentits.