27 julio 2005

Entre guerras



Una comida lenta con mis viejos amigos, nostalgia de otros tiempos por los que asoma su propia juventud. Recuerdo dice Teresa (mi madre) cuando llegaron a Barcelona los Nacionales, entraron por la Diagonal, nosotros entonces dormíamos en Sarria, por la guerra ¿lo recuerdas Miquel? Miquel es mi tío un solitario hombre solo.
Siempre a vueltas con el paso del tiempo. El tiempo parece ser un concepto inexistente, relativo, migrante, pero también parece acercarnos al umbral del Oscuro donde quién sabe si la luz por contraposición es su propia esencia.
Se trata de la trascendencia, de su manifestación en el tiempo nuestro de cada día, de cada pedacito de día. El tiempo como un medidor implacable y engañoso y la trascendencia como manifestación de lo infinito dentro de los límites de lo que se nos manifiesta como finito.
La guerra, aún la guerra, mientras comemos un risotto de boletus, al que le he dado el tiempo suficiente para que esté al dente. Algún día ellos no estarán y recordaré y explicaré que cuando eran pequeños un joven soldado con una bandera española les ordenó hacer el saludo fascista. Tal vez eso somos: eslabones que existimos para tarnsmitir la memoria. Tal vez de eso vaya también este blog y su intención de mantener fresca mí o nuestra memoria.

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