18 enero 2010

Isabel Rojas


A veces siento que la dignidad humana se encarna en algunas personas que a pesar de la dureza de su vida no cejan en sus propósitos que poco tienen que ver con ellos y sí con todos.

Es la generosidad, el amor a la vida, el respeto por el otro, por los otros. Se trata de quienes han entendido e integrado que vivir es servir. De aquellos que no tienen tiempo de mirarse el ombligo porque hay otros ombligos que no mira nadie.

Cuando aparece una persona (son muy poc@s) con estas características tod@s somos capaces de reconocerl@s y sentirl@s próxim@s. Mirarl@s y tocarl@s nos provoca un bienestar que nada tiene que ver con la vacua admiración del ignorante, sino con el corazón del sabi@ que tod@s llevamos dentro y que reconoce lo autentico. Ese reconocimiento nos da esperanza de que tal vez algún día nos reconozcamos a nosotr@s mism@s en esa dignidad que nos humaniza.

El pasado sábado Isabel Rojas cumplió medio siglo. Isabel es una de esas personas dignas. Una mujer valiente, llena de hándicaps a los que planta cara sin apenas hacer ruido. Su enfermedad (ELA) a pesar de su dureza no la tiene sometida, creo que nadie ni nada puede condicionar su libertad.

Isabel es una mujer muy bella, sus ojos azules y su voz de tono profundo siempre han expresado luz y curiosidad y vida. Clara, su hija ha heredado de ella su expresión dulce e intuí al verla que también su tenacidad.

El sábado en la celebración de su 50 cumpleaños su presencia lo llenaba todo porque toda la energía que no se manifestaba en su cuerpo quieto, se esparcía entre los comensales generando un ambiente amoroso de felicidad.
Parecía como si el amor nada tuviese que ver con los límites ni con el sufrimiento y sí con la plenitud de ser. No sé por que karma , circunstancias genéticas o casualidades, un@ entra en la vida y ésta nos esconde su cara amable para mostrarnos sin tregua toda su dureza. He conocido a muchísima gente que delante de un sufrimiento intratable han tirado la toalla para dejar de vivir aún sin morir. Por eso me admira tanto la gente que aún muriendo (decía un maestro zen cargado de razón, que todos estamos muriendo) siguen en la vida gozando del amor y trabajando para mejorar la vida de los otros.
Isabel no te lo dije pero gracias!

5 comentarios:

montse dijo...

M'ha agradat llegir-te parlant de la Isabel, perqué amb la teva facilitat de paraula, has sabut expresar molt bé com és.Hi ha en ella una llum especial que et fa sentir bé al seu costat.Tota ella desprén alegria i entusiasme i el seu coratge enfront la vida et fa mirar-la i tenir-la com un referent a seguir.
Quina dona, més excepcional!!
Gràcies per aquest homenatge que li has fet i que m'ha permés expresar tota l'admiració que sento per ella.
Una abraçada.

Ramon dijo...

No conec l'Isabel, però la Montse m'ha parlat molt d'ella. Ara, el teu esplèndit escrit encara me la fa sentir més propera. Crec que s'enmarca en el que jo dic persones-far; autèntiques guies per a tothom que navega per aquest mon.
Una abraçada.

Anónimo dijo...

Has puesto palabras a los sentimientos.
Gracias por expresar tan bien lo vivido allí y la descripción tan perfecta que haces de esta amiga.
Ella es una fuerza de inspiración y ánimo en “mi viaje a Itaca”…
Carmen

Isabel Rojas dijo...

Muchísimas gracias, Ángels que texto más bonito. Realmente no sé qué decir, no me parece que hables de mi. Gracias otra vez. Un abrazo.

platinet dijo...

despues de leer este comentario,no tengo palabras, pero si muchas emociones, yo si he reconocido a esa Isabel, solo puedo decir, gracias por dejarme ser tu amiga.
1 beso