10 julio 2007

Lady in the windows



Hubo un momento en el que casi se atrevió a saltar, pero su impulso quedó frenado por una emoción desconocida que de pronto la llamó por su nombre. Paralizada, dejó que el miedo la inundase hasta perder el leve equilibrio que la sostenía en la repisa saliente del edificio de siete plantas, donde había vivido con su amante, ahora mejor su ex amante. Sus manos de repente aterrorizadas por aquel impulso de muerte, se agarraron al quicio de la ventana para salvarse, quería vivir, pero no para vivir sino sólo para no morir y esa es una pobre razón cargada de sensatez.

1 comentario:

Nany dijo...

oh! que buena reflexión. Definitivamente a veces hay que llegar al límite para poder surgir triunfante y poder valorar lo que tenemos, nuestra vida.