12 abril 2006

Desde Roma con....IV

Efectivamente, a primera hora se puede escuchar mucho mejor la memoria del tiempo. El sol brilla i da una sensación de energía a un paisaje decrépito y bello.
Volvemos a perdernos por las callejuelas de una ciudad que estos días es la nuestra. Mon ya no necesita el mapa. Parece haber vivido siempre aquí, si no fuera por sus sorpresas permanentes ante tanto monumento.
Hoy toca el Trastévere ya un poco agotadas. Mantengo mi pacto y como poco (poquísimo), mi cólon mantiene el suyo y me deja hacer, pero me siento floja aunque energética. Para descansar un poco y leer en mi idioma todo el lío de las elecciones (mis intentonas en italiano, me llevan a confusiones) nos sentamos en el jardín de la iglesia de Santa Cecilia in Trastévere. Un descanso reparador. Parece que a Berlusconi le cuesta aceptar la derrota, Prodi no lo va a tener fácil, está tarde propondré a Mon visitar il palazzo dei Quirinale.
Me gusta ver la cantidad de jóvenes viajeros. Realmente el mundo se hace pequeño y yo mayor, pero aún así pienso, contra todo pronóstico, que el mundo quedará en mejores manos. Todo en este planeta es más accesible, los viajes más posibles y los más jóvenes lo aprovechan.
Cruzamos las calles, como se cruzan en Roma, por dónde quieres y ningún coche parece molestarse. Se paran, pasamos y todos seguimos nuestro camino.
Otro placer, sentadas en la Piazza di Espagna, observamos las gentes que helado en mano o en boca ríen de su suerte al poder pasear una primavera por Roma.
También nosotras nos sentimos felices.

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